Y llego el momento de celebrar. Cómo dice la canción, honrar la vida.
Instantes que se pegan uno tras otro a una velocidad de vértigo.
Instantes que parecen inmóviles, petreos…eternos…pesados… Instantes que
huelen a perfumes del pasado. Instantes de los cuales me considero su
dueña e instantes que me roban mi propia vida.
Instantes que esconden a los “a veces”, los maestros de la felicidad.
Instantes y “a veces” que nos cuentan que nada es permanente.
Como la danza, todo se mueve. Y en el movimiento se encuentra el “hacer humano”
Pato Furlong
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