Hoy mis muertos se amotinaron haciéndose presentes.
En silencio y sin pedir permiso me rodearon, llevándome hasta la madriguera de los recuerdos
Y sin piedad tocaron, cada recoveco emborrachándome de remembranzas.
Hoy mis muertos se amotinaron haciéndose presentes,
cada uno con sus cuitas, cada muerto con sus muertos.
Y un nudo en la garganta empujo a los ojos para que lloraran.
Ojos listos para salir al mundo sutilmente delineados.
Ojos sorprendidos ante este llanto impuesto por los recuerdos.
Pato Furlong
FOTOGRAFIA DE CESAR SAN MILLAN. Encontró la belleza tambien la belleza en el cementerio
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