Deshaciendo
nudos para sentir la trama de la soga. Era su empeño diario. Con el paso de los
años lo había transformado en un ritual neurótico. El movimiento frenético de sus dedos creaba un sonido que hasta lo
escuchaba el vecino del cuarto . Siempre estaba entre sus ataduras. Era la
reina de las excusas.
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